Crónicas de los Extraños
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Azor - Tzompantli
Ya no eres la columna de ojos.
Ahora,
¡mírate!
Te has vuelto
una pesadilla.
Por los rostros que te conforman,
corre la sangre de nuestros hermanos…
No eres paz.
Eres la muerte
que materializa
tu esencia cayada.
II
Aún escucho los gritos
de todas las almas empaladas.
Niños,
jóvenes,
adultos,
ancianos…
La ciudad entera yace ahí,
sepultada en su propio cuerpo.
Y sus rostros…
¡Contempla sus rostros!
¿Qué no ves que las lágrimas
que derramaron
se han vuelto el propio muro
que las separa de nosotros?
¿Por qué sigues en el intento
de seguir con aquél juego macabro?
Pero no me haces caso.
Cortés ya ha hablado contigo,
y todas sus palabras no se han vuelto fruto
de aliento.
¿Por qué la pelota se ha vuelto
a favor de los dioses,
y en contra de quienes la crearon?
¡Déjenlos ir!
que éste mundo en escala
deja de ser cómodo.
¿O pudieses acaso
soportar tu no-vida
en ése muro de cráneos?
jueves, 1 de diciembre de 2011
Hermes - Sueño
“La mano arriba… cintura sola… da media vuelta… ¡Danza Kuduro!” Escuchaba la canción mientras me bañaba, suelo poner música al realizar este ritual diario para así poder calmar mis ansias, pero ya no importa, no importa nada; al final ella llegó.
-.- O -.-
Estaba a unas cuadras de mi casa en un taller mecánico cuando llegó una amiga y me dijo que se llevaría mi camioneta, yo le dije que estaba bien así que bajé mis dos mochilas, mis libros, y procedí a irme caminando. Llegué a la privada e iba caminando en el lado donde se encuentra la puerta trasera cuando vi a una mujer paseando a su perro, no había nada en especial, a excepción de que ella tenía el mismo perro que yo. Seguí caminando y di vuelta en la esquina, ya casi llegaba a la puerta principal cuando me percato de que el perro de la mujer venia siguiéndome, volteo para ver donde se encontraba ella y allí estaba frente a mí, mirándome, nuestras caras a una distancia de 30 cm; fue allí cuando la vi bien. Más alta que yo, delgada, con un vestido totalmente blanco, tez pálida, expresión seria como la muerte y unos ojos penetrantes de calavera que te llegan a ver el alma. Sentí mi estomago revolverse y un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Di media vuelta para ir hacia la entrada principal pero era muy tarde, ella ya estaba de ese lado. Comenzó a fluir el pánico, cada vez estaba más cerca y no tenía a donde huir, vi la barda que tenía a un lado, era la cerca de mi casa. Pasé mis dos mochilas al otro lado y me dispuse a saltar la barda; casi lo lograba cuando siento una mano huesuda tomar mi tobillo, ella no me quería dejar ir. De alguna manera logre soltarme y llegué al otro lado; cuando bajaba vi a la mujer mirarme, aun con su expresión seria, y disponerse a ir a la puerta trasera. Bajé de un salto y corrí a la puerta de la lavandería. “Por favor que tenga las llaves, por favor que las tenga, por favor”, era lo único que podía pensar mientras rebuscaba en mi mochila escolar; milagrosamente no las había olvidado, abrí la puerta de la casa y puse todos los candados. Me dirigí hacia la sala y… *Beep Beep*
De vuelta a la realidad, al parecer solo había sido un sueño, aunque no podía sacarme de la cabeza la imagen de la mujer de blanco mirándome al cruzar la barda. Me dirigí al mi baño para lavarme la cara y fue cuando lo sentí, allí estaba, volteo y solo está la típica pared verde y la cortina mal puesta en la regadera. Me apuré a peinarme y al ver por la ventana ¡la vi! Allí parada en medio del jardín mirándome con esa expresión tan característica de ella. Voy al comedor a desayunar y puedo visualizarla en la ventana, observando a través de las persianas, ella está allí yo lo sé.
Al llegar a la escuela estoy completamente alerta, nada mas observando cada uno de los rincones de ésta. Aunque por alguna extraña razón se que ella no puede estar aquí. Va pasando el día y la paranoia está disminuyendo, claro, al fin y al cabo solo fue un sueño. Llego a mi casa y me dispongo a hacer una tarea que me habían dejado de unas clases de lógica; estoy completamente sola en mi casa, no tenía ganas de acompañar a mi mama a recoger a mis hermanos, es la misma rutina de siempre. Es cuando, estando allí frente a la computadora, comienzo a oír llaves sonando. “¿Mamá? No, no puede ser, apenas han pasado 15 minutos desde que se fue… ¿Acaso alguien ha entrado a la casa? Y ahora tocan la puerta… ¿Pero cómo llegaron hasta la puerta de la lavandería si el garaje está cerrado?... ¿Qué acaso no entre yo por esa puerta cuando me perseguía la mujer de blanco? Y ahora oigo un bostezo, ¡Hay alguien allí lo sé! Debo de ir a investigar, sería buena idea llevar un cuchillo, aunque si es uno de mis hermanos jugando… mejor iré cautelosamente” Voy a la puerta y el cerrojo no estaba puesto, estaba segura de que lo había puesto. Tomo la manija, la abro y encuentro al perro pegándole a la puerta con su cola, lanzando gruñidos (que parecían más bostezos) a su carnaza y brincando de un lado a otro. Debí haberlo imaginado… Me retiro a continuar con mi tarea cuando me comienzo a preguntar si el perro traía los cascabeles en su collar que suenan como llaves, en el sueño no recuerdo si entre con las llaves o al momento de entrar las deje tiradas fuera de ella, tal vez, solo tal vez… no, tonterías, eso no puede ser así. Siento que cada vez me vuelvo más loca.
Al pasar la tarde me retiro a darme un baño, ha sido un día largo y necesito algo con que relajarme. Voy subiendo las escaleras y escucho que algo se cae por el cuarto de mi mamá. Podría ir a investigar pero no me atrevo… si no hay nadie en la planta alta, no quiero saber cómo fue que se cayó ese objeto desconocido; así que tomo mis cosas y me dirijo al cuarto de baño. La planta alta está completamente silenciosa… demasiado, así que tomo mi celular y pongo una lista de canciones al azar para escucharla mientras me baño. Mis ansias aumentaban pero solo me decía a mí misma “no pasa nada, concéntrate en la música.
“La mano arriba… cintura sola… da media vuelta… ¡Danza Kuduro!” Esa sensación de que alguien te está mirando, se que había alguien al otro lado de la habitación, intento abrir los ojos y distingo a través de la cortina de baño una silueta blanca, aunque fue cuestión de segundos para que entrara el shampoo a mis ojos, dejándolos ardiendo. Llega el pánico a mi cuerpo y me apresuro a quitarme con agua esa horrible sensación de mis globos oculares; en cuanto cae el agua enjuago un poco y volteo instantáneamente al otro lado del cuarto. Doy un gran suspiro de alivio al ver que no hay nadie allí, doy media vuelta para tomar la esponja y jabón y allí estaba frente a mí, nuestras caras a una distancia de 30 cm mirándome; la música seguía sonando, pero ya no importa, no importa nada; al final ella llegó.
“Aquel día decidí cambiar tantas cosas... Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.”
- Walt Disney
miércoles, 3 de agosto de 2011
49 grados
...Nunca les ha parecido que el mundo esta loco?
...Nunca se han sentido como un niño pequeño intentando alcanzar un globo que está atorado en una rama muy alta?
...Nunca han sentido que son un pájaro que se asoma al precipicio, incrédulo de que ya es hora de que se deje caer y aprenda a volar?